De todos es sabido la belleza que hay en la ciudad de Úbeda, su zona monumental, de gran valor artístico y cultural (así es reconocido por la UNESCO), esconde los secretos más íntimos, secretos que se ha convertido en leyendas, y dichas leyendas han ido conformando la historia de nuestro propia país. Aquí os dejamos ciertas explicaciones y curiosidades sobre esta bella Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Irse por los cerros de Úbeda.

Parece que el origen de esta expresión viene de un hecho histórico. Resulta que en el año 1233 hubo un importante enfrentamiento en Úbeda entre cristianos y almohades. Justo antes de que comenzara el combate, uno de los altos mandos del rey Fernando III, el Santo, Álvar Fáñez, conocido como “el Mozo” desapareció sin que nadie supiera donde había ido. Horas más tarde, una vez conquistada la ciudad y pasado el peligro, “el Mozo” reapareció y al preguntarle el rey donde había estado contestó que se había perdido “por esos cerros de Úbeda”.
Según cuenta la leyenda hay dos versiones del motivo de la pérdida, uno que había conocido en el río a una hermosa joven árabe bañándose y que pasó con ella el día, y otro, que estaba temeroso y no quería enfrentarse a la cruenta batalla.
Los juancaballos.

Durante una época, la población de Úbeda estaba tan atemorizada por sus posibles fechorías que se hizo un relieve en los contrafuertes de la fachada de la Sacra Capilla de El Salvador para exorcizar y así eliminar el miedo, y suplicar la protección a la divinidad. En realidad, ese relieve se trata de la representación de un episodio mitológico de la literatura griega: Hércules luchando contra el centauro.

El tesoro de la Puerta de Granada.

Dice la leyenda que existe un tesoro escondido cerca de la puerta. Sólo aquél que consiga comerse una granada en el dintel de la puerta sin que se le caiga un grano al suelo será el que descubra el suntuoso tesoro.
La monja varón.

Sin embargo, con la muerte de las monjas que lo acogieron, las nuevas hermanas desconocían el secreto. Un día, una de ellas, descubre sin querer, el cuerpo varonil y lo delata a la superiora. Él insiste que es una mujer, al igual que las demás. A pesar de sus ruegos y llantos y excelente comportamiento lo expulsan y lo llevan a Sabiote. Se dice que murió al poco tiempo solo en un caserón en ruinas, quizás por pena o por hambre.
El hospital de Santiago.

No hay comentarios:
Publicar un comentario