Iznájar, situada en el extremo sur de la provincia, está rodeada por el embalse que lleva su nombre. La villa, está enclavada en lo alto de un cerro, y parece una isla que emerge de las aguas que la rodean, uniéndose a tierra firme a través de los puentes, no en vano se trata de la mayor masa de agua interior de Andalucía.
Cuenta con una veintena de aldeas que se reparten por todo su término, cada una de ellas con propias tradiciones y costumbres, haciendo de Iznájar un lugar de especial riqueza cultural y patrimonial.
Embalse de vida en la Subbética.
Cubrió 3.000 hectáreas, de las que 200 eran de regadío y dejó inundados ciento cincuenta mil olivos, la superficie regable creada ascendió a 65.000 hectáreas, en la construcción de la presa fueron empleados un millón cuatrocientos mil metros cúbicos de hormigón que supuso el récord de tales obras en España, dos viaductos de hormigón pretensado se construyeron para poner en comunicación la variante de la carretera de Lucena y Loja pero las aguas se embalsaron antes de que fuesen terminados los viaductos y durante casi un año el paso de orilla a orilla se hizo en barcas y pontones.
La construcción del embalse modificó no sólo el paisaje de esta tierra, convirtiendo su núcleo principal en una pequeña península que parece emerger entre las aguas unida a tierra firme a través de puentes, sino que transformó toda su estructura social y económica. Se produjo una modificación del medio físico, de las actividades económicas, de los asentamientos de población y de las infraestructuras. Convirtiéndolo en un nuevo pueblo, con nuevos problemas que requerirían soluciones diferentes.
Gastronomía.
Al ser un municipio que se encuentra en pleno Parque Natural de la Sierra Subbética, destacan los productos derivados del cerdo, que se elabora de forma casera en la época de la matanza (noviembre y diciembre).
En Carnaval es tradicional el Relleno, un embutido elaborado con huevo, pan rallado, trozos de jamón y pechuga de pavo. Como plato nombraremos el salmorejo de naranja y bacalao, así como la porra.
En los postres señalaremos los "huevos volaos" (huevos, leche, mostachones y canela). Llegada la Semana Santa toman protagonismo los "pestiños" y los "huesos de santo".
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