Los vinos generosos de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, especialmente los de crianza biológica, constituyen un mundo aparte dentro del universo de la enología. El fino, el amontillado, el oloroso, el Pedro Ximénez... son sencillamente inimitables, patrimonio exclusivo de un marco que no puede trasladarse a ninguna otra región de España.
La alianza del suelo, el clima y la uva.
¿Qué es lo que hace que este vino sea excepcionalmente diferente? Por un lado el suelo de tierras albarizas. Terrenos ondulados y de gran blancura, poco fértiles, de composición mineralógica simple y cuyo subsuelo tiene un alto poder retentivo de humedad. Dentro de éstos están las zonas de Calidad Superior, constituidas por las albarizas de la Sierra de Montilla.
Por otro lado, el clima, que incide directamente en el correcto desarrollo de la vid, en la maduración, en la fermentación y crianza de los vinos. Aquí los veranos son cálidos y secos y los inviernes cortos.